La situación en Universidad Católica es compleja tras una serie de fracasos en las competiciones que ha disputado esta temporada. Luego de ser eliminados de la Copa Chile ante San Luis de Quillota y también haberse despedido anticipadamente de la Copa Sudamericana, la presión sobre el director técnico Tiago Nunes ha aumentado considerablemente. A pesar de las reprimendas y las críticas provenientes de los hinchas, la dirigencia ha decidido mantener su confianza en el entrenador brasileño, pero esto no es fácil, especialmente en el aspecto financiero.
Despedir a Nunes no sería una opción económica accesible. Se estima que la U. Católica tendría que desembolsar aproximadamente 700 millones de pesos si decide finalizar el contrato del entrenador de manera anticipada. Este monto se traduce en aproximadamente 80 mil dólares mensuales, lo que implica el pago de su salario por los nueve meses restantes de su vinculación, que se extiende hasta diciembre de este año.
Con la crisis financiera que atraviesa el club, este costo representa una carga significativa. La dirigencia ha invertido considerables recursos en la infraestructura del estadio y en la formación del plantel, empeorando aún más la situación debido a la falta de ingresos tras las eliminaciones internacionales. La falta de resultados positivos y el bajo rendimiento del equipo han generado un clima de descontento entre los hinchas, que cada vez cuestionan más la gestión del cuerpo técnico.
El capitán del equipo, Fernando Zampedri, ha expresado el respaldo del plantel hacia Nunes, resaltando la unidad dentro del grupo tras el último fracaso. Sin embargo, los seguidores manifiestan su incomodidad y han comenzado a pedir cambios que incluyan la búsqueda de un nuevo timonel que pueda redirigir el rumbo del equipo.
Mientras tanto, la directiva encabezada por Juan Tagle continúa con el respaldo a Nunes, convencidos de que aún queda margen para revertir la situación. El apoyo de la dirigencia busca brindar estabilidad al equipo en un momento crítico, aunque el reto es monumental. Cada partido que se aproxima se convierte en una prueba para el director técnico y su futuro en el club, que se aferra a la esperanza de que los resultados cambien y puedan reponerse en la liga.
Pese a los rumores sobre un posible cambio, el alto costo asociado con despedir a Nunes parece mantenerlo al mando por el momento. La U. Católica debe sopesar cuidadosamente sus decisiones, ya que no solo está en juego el futuro del entrenador, sino también la estabilidad financiera y la dirección del equipo en lo que queda de la temporada.
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