
La jornada de hoy dejó un sabor amargo en Blanco y Negro, la concesionaria que dirige los destinos de Colo-Colo. En medio de una reunión de directorio, el presidente del club, Aníbal Mosa, fue agredido físicamente por Carlos Cortés, un miembro del bloque opositor vinculado a figuras como Leonidas Vial y Alfredo Stöhwing. Este inesperado ataque ha dejado a los involucrados y seguidores del equipo en estado de shock.
El altercado ocurrió durante la sesión realizada en Casa Alba, donde se discutían diversos temas importantes, entre ellos la presentación de propuestas para la remodelación del Estadio Monumental a cargo de Harold Mayne-Nicholls.
Sin embargo, la reunión se tornó conflictiva cuando comenzaron a surgir diferencias de opinión entre Mosa y Cortés. De acuerdo con lo reportado, la discusión escaló rápidamente hasta que Cortés agredió al timonel albo con un golpe de puño.
El incidente fue descrito con detalles por varios medios, que señalaron que fue necesario sujetar a Mosa por parte de otros miembros presentes en la reunión para evitar que la situación se intensificara aún más. La serie de eventos culminó con la interrupción definitiva de la cita, dejando a los asistentes atónitos ante la violencia que se había desatado en un espacio que debería ser de diálogo y trabajo en equipo.
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Este tipo de confrontaciones no solo manchan la imagen del club, sino que también reflejan la tensión existente dentro de la dirigencia. Aníbal Mosa ha afrontado retos significativos en su liderazgo, y este nuevo episodio añade una capa de complejidad a su gestión. Las disputas internas no son algo nuevo en Blanco y Negro, pero alcanzar este nivel de violencia sobrepasa un umbral que genera inquietud entre los hinchas y los actores del fútbol chileno.
Además, con la inminente llegada de la Junta Anual de Accionistas programada para el 19 de abril, estas diferencias se acentúan. A medida que se acerca esta fecha crucial, las luchas por el poder dentro de la administración se intensifican, y los conflictos como el de hoy solo complican más el panorama para el Cacique.
La situación en Colo-Colo está lejos de ser monótona. Con un centenario a la vista, el club deberá lidiar no solo con los desafíos deportivos en la cancha, sino también con las turbulencias en su hogar institucional. Este episodio violento representa una señal alarmante que los aficionados no pueden ignorar, y será fundamental que la directiva encuentre una solución para restaurar la armonía y la confianza en el club.
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